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La necesidad constante de conocimiento y ser curiosos se puede ver desde la perspectiva que cuando nacemos somos un libro en blanco, necesitamos ayuda y acompañamiento constante para poder entender y abordar el mundo y sus situaciones cotidianas. Desde nuestro primer contacto de sabiduría (para muchos nuestros padres) que sin ningún ánimo de lucro nos compartieron las herramientas necesarias para que pudiéramos entender, analizar y seguir compartiendo y expandiendo de este a futuro, empezamos a absorber información como esponjas, fomentando la imaginación, creatividad y libre albedrío.
Allí se ve que el conocimiento es para compartirlo, no se debe limitar a una cierta cantidad de personas, no debería ser un privilegio poder acceder a este solo por medio de instituciones privadas que lo que hacen es limitar este saber, excluyendo a muchas personas que tienen ganas de seguir expandiendo sus horizontes pero que no tienen fácil acceso a estas instituciones. Se debe fomentar el compartir del saber para así progresar como sociedad, acabando principalmente con esas barreras llamadas desigualdad.
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